Visita del colegio Salesianos de Morón

Visita del colegio Salesianos de Morón

Los cursos de infantil y primaria, de 3 a 5 años, de los Salesianos de Morón de la Frontera pasaron un día inolvidable el pasado 7 de mayo en la Gran Escuela San Buenaventura. Durante la jornada tuvieron juegos, elaboración de cosas por ellos mismos y, sobre todo, aprendizaje.

Los grupos, mezclados entre sí para hacer la experiencia más enriquecedora, fueron pasando por casa una de las zonas en un recorrido que duró toda la jornada. Las encargadas de darles la bienvenida fueron el responsable de la Granja Escuela, Andrés Hermosín, y una de las monitoras, que los recogieron a su llegada a la entrada del camino de Oromana. Rodeados de enormes pinos, los escolares se organizaron en fila para llegar al edificio de la finca, acompañados también de sus profesoras.

Una vez conducidos al comedor, las chicas hicieron una dinámica de grupo en la que se les explicaron las normas de comportamiento y la importancia de tomar toda la comida que se le daba en el desayuno y el almuerzo.

Una vez listos, arrancaron el recorrido por las zonas amarilla (elaboración de pan), verde (agricultura) y naranja (animales), viviendo momentos mágicos como la sensación de tener entre sus manos una masa de harina de trigo o montar en un coche de caballos.

El momento en el que los animales son acercados por las monitoras fueron los más divertidos, ya que algunos de los más valientes reculaban al tenerlos tan cerca provocando las risas del resto del grupo. No obstante, dar de comer a la vaca, que sacaba su enorme lengua ante las ramitas de hierba, fue el momento más impactante para ellos.

La preparación de su maceta con la planta llamada Rocío, que los niños y niñas se llevan a su casa, puso el broche final a una mañana acuciada ya por el cansancio. Bajo un sombreado de malla negra, los escolares observaban embobados las explicaciones de sus monitoras mientras eran los protagonistas de la plantación de una flor.

Después del almuerzo llegó el turno del juego y la diversión por los jardines de la finca, sombreados y llenos de vegetación. La vuelta a casa llegó casi sin que se dieran cuenta.

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